La mentalidad dadaísta se deleita en la ironía de las
paradojas inherentes a los presupuestos burgueses, la noción de anti arte
aplicable al arte contrario al establishment, ridiculizaba las pretensiones
de l art pour le art. Al llamar la atención a sus clichés
adocenados, Dada atacaba a la burguesía con imágenes satíricas y timos, y de un
modo decididamente heterodoxo perseguía sus fines políticos a través de la estética.
Sin embargo, las implicaciones del movimiento iban mucho más
allá de la literatura o del arte. Se dirigían
a la liberación del individuo de todo dogma, formula o leyes, a la afirmación
del individuo en el plano espiritual; incluso se podía decir que el movimiento
liberaba al individuo de la propia mente, colocando al genio al mismo nivel que
el idiota.
Duchamp opuso a la burguesía la ironía de sus erróneas
suposiciones. Pintándole un bigote a la
mona lisa ridiculizaba la veneración burguesa por el renacimiento clásico, al
mismo tiempo que llamaba la atención por la ambigüedad de la vida y obra
de Leonardo. Las iniciales L.H.O.O.Q.
Que pueden leerse al pie del retrato de la mona lisa, constituyen un
acertijo obsceno si se pronuncian en francés:
"Elle a chaud au cul"
El anti-arte de Duchamp denigra l´art pour l´art y su mistificación,
al tiempo que ataca a la sociedad que lo define. A Duchamp le parecía que el arte no podía
pertenecer a una civilización desprovista de todo lo que no fuesen valores
comerciales. La idea del anti-arte fue
mas un ataque a la sociedad que una burla al arte mismo. Según Hans Richter, el sentido de la fuente
de Duchamp era que se meaba en todos los valores estéticos de la sociedad, que
supuestamente son los que determinan que es o no es arte. Duchamp se rebelo contra el culto a los
objetos, típico de la cultura comercial.
Su “rebelión estética” sin embargo fue políticamente hablando poco
efectiva. En cuanto la impresión inicial
de sorpresa se hubo disipado, la burguesía sintiose “encantada” con el supuesto
anti arte de Duchamp, empezó a comprarlo y coleccionarlo como cualquier otro
arte, ante el desaliento y enfado del autor.
En 1920 Duchamp sorprendió a todo
el mundo diciendo que había dejado de ser “artista” para convertirse en
“ingeniero” (cambio que coincidió con la
aparición de Rose Selavy)
El contingente dadaísta alemán no podía permitirse la
despreocupada actitud política anarquista de los dadaístas de los países
aliados, los alemanes habían experimentado la descomposición del imperio, una
guerra desastrosa y la miseria y el hambre que siguieron. El lamentable estado social que resulto de las aventuras militares del
káiser termino por cebarse en su propia patria y el dadaísmo alemán refleja el
colapso de la burguesía. Dada es el
bolchevismo Alemán”. La burguesía debe ser privada de la oportunidad de comprar
arte para su propia justificación. Los
dadaístas alemanes se veían como kunstkommunisten, que daban primicia a las
exigencias del partido y no a los predicados estéticos. Pedían la erradicación
de todos los valores nacionalistas, despreciando vigorosamente la cultura
alemana: ¿Qué es la cultura alemana? (Respuesta:
mierda) el levantamiento de 1918-1919 en
Berlín arrastro a los dadaístas a una febril actividad revolucionaria: “dada ofreció
sus servicios al proletariado y salió a las calles… incito a la sublevación por
medio de alusiones sarcásticas o crueles… la fuerza del movimiento dadaísta
alemán residió en su feroz sentido del humor, igualado solo por intenso
compromiso político.
George Grosz y John Heartfield, colaboradores desde 1915, fueron miembros activos del sindicato de artistas comunistas del KPD (Vereinigung Kommunisticher Kuenstler der KPD) el llamado rote Gruppe dirigido por Grosz. Ambos artistas fueron fundadores del dadaísmo alemán. Grosz comenta al respecto:
La obliteración de un estilo tras otro, la repulsión por la imagen, es significativa para un arte que ha perdido su identidad. Prevalece un sentido de arbitrariedad, que permite intentarlo todo sin comprometerse con nada. Herbert Read denomina este fenómeno “la corrupción de la conciencia” la vanguardia ha elegido comprometerse solo con la innovación experimental y con alguna ocasional mordacidad. La tan lamentada decadencia de las artes superiores de la pintura y la escultura, refleja aparentemente el malestar de la cultura, son embargo no es normal que en épocas de agitación social, el arte se hunda a niveles inferiores, las impericias corrientes hacia la democratización y la igualdad social desinflan los valores culturales “superiores” que se han ido acumulando, y que ahora ya no guardan ninguna relación con las necesidades comunitarias.
L’ art pour l’ art responde a una sensibilidad que no es la de la sociedad en erupción. Como dijo Nietzsche: l’ art pour l ‘art significa: que la moralidad se vaya al diablo” las interminables variaciones estilísticas, las modas, no consiguen hacer suyos los problemas que no pueden resolverse a base de variaciones sobre lo mismo.
Según Marcuse la cultura se encuentra en un proceso de “de
sublimación”. Lo sublime, lo bello, lo ordenado, lo segregado y lo armonizador
han perdido de repente gran parte de su supuesto sentido, de su sacralidad. Con
la incursión de lo estético en lo político, los sentidos culturales han
cambiado, se han invertido, se han de sublimado. El sentido por ejemplo del
flower power, es que lo bello natural es más poderoso que la fuerza coercitiva,
para ilustrar este sentido las muchachitas se dedicaron a colocar flores en los
cañones de los fusiles de los National guards durante una manifestación ante el
pentágono.
La estética no está limitada a lo que es considerado arte, al contrario, abarca todas las actividades humanas, punto de vista este que los artistas de un estilo de vida, los participantes en las acciones artísticas de guerrilla y otros artistas radicales comparten con Marcuse. En este sentido la difusión de la estética rebaja la importancia asignada tradicionalmente al arte: “tal vez el arte haya perdido su dominio privilegiado y segregado sobre la imaginación, lo bello y el sueño.
En el sentido de Marcuse la estética y la moral acaban por
coincidir:
La moralidad estética es lo opuesto al puritanismo, no
insiste en la lucha o el baño diario para aquello cuyas prácticas purificadoras
incluyen la tortura, la matanza y el envenenamiento sistemático. Ni incluye
tampoco el lavado de la ropa para aquellas personas dedicadas profesionalmente
a sucios apaños, pero si insiste en limpiar la tierra de toda la bazofia
material producida por el espíritu del capitalismo y en acabar con él. E
insiste en la libertad como necesidad biológica: hay que ser físicamente
incapaz de tolerar cualquier represión que no sea necesaria para la protección
y la mejora de la vida.
Las desatadas posibilidades del arte en ese umbral revolucionario
son evidentes: el arte perturbador, el anti-arte, prepara el escenario “en el
que la capacidad de la sociedad para producir puede ser parecida a la capacidad
productora del arte, y la construcción del mundo del arte semejante a la
reconstrucción del mundo real: la unión de un arte y una tecnología
liberadores”. La culminación del “ethos
estético” de Marcuse es la idea de “la sociedad como obra de arte” esta visión
utópica fue la que inspiro a los estudiantes parisinos durante los hechos de
mayo de 1968. Dando salida a una nueva conciencia, los estudiantes
descubrieron que la capacidad creadora
se halla de manera inmanente en todos nosotros y que la obra de arte y el
artista no son más que “momentos de esa actividad” el espíritu del anti-arte se revela en tales
momentos y no tiene ninguna pretensión de perdurabilidad. Y esos momentos no
deben ser paralizados por un sistema social “que convierte la obra o el hombre
en un monumento”
El arte del mayo francés ejemplifica este espíritu: fueron formulaciones espontaneas y gratuitas que de sublimaron los presupuestos burgueses. Dirigidos a todo el medio ambiente, hubo graffitti, posters y acciones de guerrilla teatral que jugaron un papel significativo en la catalizacion del impacto revolucionario, confirmando la aseveración de Marcuse: “la revolución también debe ser una revolución de percepción que acompañe a la reconstrucción material e intelectual de la sociedad, creando un nuevo entorno estético”.
"la cultura ha
muerto ¡cread! La imaginación al poder. ¡Vive en el presente!
La rebelión fue un problema francés que no perturbo para
nada la vida de los museos americanos, que, al cabo de unos meses, fueron exhibidos
sobre las paredes de los museos de New York, el espíritu revolucionario era
apenas perceptible, el impacto radical podía darse por perdido.
La definición de arte radical dada por John Cage, y que Battcock
menciona en su artículo, merece cierta atención: “la radicalidad del arte viene
definida, no en términos de su forma, sino en términos de su función perturbadora
dentro de cierta estructura social, política, económica y psicológica” según la
definición de Cage, la radicalidad de la forma dentro del contexto artístico es
políticamente ineficaz, la definición que Battcock daba del arte radical,
estaba, sin embargo, envuelta en términos de radicalismo “estético” más que
radicalismo político.
Marcuse llama la atención sobre este fenómeno:
La irrupción del anti arte se ha manifestado de muchas
formas familiares: destrucción de la sintaxis, fragmentación de palabras y
frases, uso explosivo del lenguaje coloquial, composiciones sin partitura,
sonatas para cualquier cosa. Y ,a pesar de todo, esta entera deformación es
“forma” el anti-arte continua siendo arte y es producido, comprado y
contemplado como arte.
En el ensayo de Marcuse, an essay on liberation, resucito el
concepto de anti arte, radicalizándolo sustancialmente al extenderlo al terreno
político. A diferencia de Duchamp, Marcuse lleva el anti arte a la calle y a
los mercados, no a las galerías o museos, para Marcuse la de sublimación de anti
arte se convierte en un medio de catalizar y expresar la conciencia
revolucionaria.
El arte del mayo francés estableció que el anti arte existió
solo en su origen, durante el parto. Al cabo de un par de meses, el
revolucionario anti arte era realmente inocuo, lo que fue percibido como anti
arte en el momento de su creación ya había sido transformado en una serie de
objetos artísticos expuestos en museos y galerías, sin embargo esa evasidad del
anti arte es precisamente su rasgo característico. Si existe el anti arte ya no
solo en términos de rareza histórica Duchamniana sino en el contexto de un
presente revolucionario debe ser definido atendiendo a su temporalidad. Si se
toma en cuenta el factor tiempo, el criterio de inaceptabilidad de Battcock
puede ser aplicado a su definición. La función subversiva del anti arte se
manifiesta solo en el momento crucial en el que se agota con una erupción de
violenta energía.
Artículo de: Úrsula Meyer
Fuente: La Idea
como Arte (Gregory Battcock)
Documentos sobre Arte Conceptual
(Colección punto y línea)
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